Nació en Tlacotepec en 1887; murió en Zumpango del Río el 16 de marzo de 1917.
El 4 de octubre de 1912 se levantó en armas en el poblado de Huerta Vieja, municipio de Tlacotepec, y se unió a Jesús H. Salgado, compañero del mismo ideal.
Después de tomar varias plazas el 24 de marzo de 1914, los Generales Heliodoro Castillo, Encarnación “Chón Díaz”, Jesús H. Salgado, Julián Blanco y Emiliano Zapata, acordaron sitiar Chilpancingo hasta hacer rendir al huertista General Luis G. Cartón. Éste al no resistir el combate, retrocedió rumbo a Acapulco, para ser alcanzado en El rincón, donde se rindió después de la muerte de su hijo. Se formó un consejo de guerra, y Cartón y su estado mayor fueron fusilados el 7 de abril de 1914.
Prosiguió la ocupación de Iguala y, ante el triunfo zapatista, fue electo Gobernador provisional el general de Jesús H. Salgado, que se ausentó por algunos días para atender las tropas del distrito de Aldama, y dejó encargado del puesto a Heliodoro Castillo, quién se dedicó a equipar escuelas comunales e iniciar la explotación de la mina La Delfina, del municipio de Leonardo Bravo.
En el mismo año recibió la comisión de entrevistar al Presidente Provisional de la República, Eulalio Gutiérrez, para obtener la legalización del Banco Revolucionario de Guerrero; la petición fue negada; sin embargo, consiguieron parque, víveres y ropa, que se transportaron en el tren interoceánico hasta Puente de Ixtla.
Cuando se creía que con la Convención de Aguascalientes los combates habían terminado, llegó a Chilpancingo, el 1 de enero de 1915, el General Silvestre Mariscal, al mando de numeroso ejército carrancista. No tardaron en darse los enfrentamientos.
Al conocerse la venta de los pozos petroleros de Tamaulipas y Veracruz, Heliodoro Castillo, publicó un manifiesto bajo el título de: “El Nefasto Carrancismo”, donde hace público su repudio a este acontecimiento.
Siguieron varias contiendas; y resultó herido en enero de 1917, por lo que regresó a Chichihualco para recuperarse al lado de su esposa Micaela Nava, originaria de ese lugar. Allí recibió una misteriosa carta que lo hizo acudir presuroso a Zumpango, en compañía única de su asistente el Chancaseli Alarcón.
Se supo, después, que auxilió a un General Saavedra, y al ser acorralados por fuerzas del gobierno, antes de ser apresado, se disparó a sí mismo.
Los jefes mariscalistas trasladaron el cadáver a Chilpancingo, y lo sepultaron con todos los honores y reconocimientos a su valor y astucia para el combate.
Reposa en el panteón Municipal, en la Rotonda de los Hombres Ilustres de Guerrero.
El Municipio de Tlacotepec adoptó el nombre de Heliodoro Castillo.